Meditación y aprendizaje Jedi. Los post nuevos suelen aparecer luego de algún comentario que dejan los amables lectores. Increíble.
lunes, 4 de octubre de 2010
Enfermos terminales jedi
lunes, 23 de agosto de 2010
Los Jedis y la mala sangre
El conductor miraba al herido con gesto indeciso entre el espanto y el asco. El resto del pasaje contemplaba aterrado. Todos sabían de sobra que la sangre ajena era, por esa época, un seguro vector del peor de los males: la infección terrible que acabaría tarde o temprano con la especie humana. Yallí, sin pensarlo del todo, el Jedi decidió que era mejor morirse de pie que vivir arrodillado, o sentado mirando para otro lado. Entonces se puso de pie y le tendió una mano al hombre herido, lo sentó y le preguntó qué había pasado. Me han golpeado, para robarme. Inmediatamente el conductor se ofreció a llevarlo al hospital, y hacia allí partieron los seres humanos. Ya en la sala de guardia, un contertulio eventual le dijo al Jedi que no volviera a ensuciarse con sangre desconocida, que tal cosa era un peligro mortal y mejor no meterse. El Jedi sonrió meneando la cabeza y confiscó un par de guantes descartables de una mesa móvil. Desde aquel entonces los lleva siempre en su mochila, visto como está que por mucho SIDA que haya, los desconocidos no tienen previsto dejar de sangrar ante los golpes de la vida.
Lectores en LineaContador Total de Visitas
viernes, 14 de mayo de 2010
La niñez en peligro
"Yo quiero que mi hijo practique algo de esto, algo que le estimule la sabiduría. Yo veo que tiene mucho potencial, es inteligentísimo. Usted viera las cosas que lee, cómo piensa... a mí me asombra. Yo creo que si podemos eistimularlo adecuadamente, podrá desarrollar todo eso que tiene. Yo lo veo que está para grandes cosas.."
Mientras el padre hablaba, el maestro tomó la mano del niño y lo hizo poner la palma sobre el analizador de midiclorians.
"Yo veo que en el colegio se aburre, porque claro, es como que se siente medio perdido... él ya sabe leer y los compañeritos recién están aprendiendo las vocales..."
El analizador tomó una muestra de la secreción de la piel del niño y buscó alguna presencia de los microscópicos orgánulos que permiten a los Jedis percibir la fuerza y manipularla.
"Además quiero que aprenda música, ajedréz y básquet. No quiero que ande perdiendo el tiempo, justo ahora que está en la edad de desarrollar todo su potencial..."
El maestro examinó la pantalla del analizador, levantó su mano con gesto de autoridad inapelable, y dijo "¡Imposible! ¡Este joven tiene una increíble capacidad de convertirse no solo en un caballero Jedi, sino en un auténtico líder de la orden! Deberá dejarlo aquí, en el templo todo el día. "
"Ahhh... pero yo quería que además fuera a practicar básquet y ajedrez..."
"No, señor! Sería una irresponsabilidad dejar que joven con estas dotes de conductor desperdiciara el tiempo en esas tonterías que practica cualquiera. ¡Nada de eso! Deberá quedarse aquí, todo el día!"
El padre estaba radiante, pero aún dudaba.
"Pero y el colegio... se perderá un año de la escuela..."
"¿Usted se refiere a ese lugar donde va todos los días a aburrirse?"
El hombre finalmente se convenció.
"Está bien, tiene razón. ¿Cuándo podría empezar?"
"Ahora. Déjelo nomás"
"Ahora... pero no tiene ni siquiera ropa..."
"No importa, mándela luego. No hay tiempo que perder."
El hombre se despidió del niño y se alejó, feliz.
"¿Qué hiciste, Claudio?" dijo la alcaldesa Siria Da Boda, examinando la pantalla del analizador. "Este pibe no tiene un solo midiclorian. Jamás logrará siquiera percibir la fuerza. ¡Nunca podrá ser un Jedi!"
El maestro miró por última vez hacia el final de la calle desierta y cerró la puerta.
"Ya sé, pero por lo menos va a pasar un año aquí, en el templo... a salvo del pelotudo del padre"
jueves, 13 de mayo de 2010
Prospectiva del joven Facundo Buratovich
Por supuesto, ninguno de sus familiares tiene la mínima idea del destino que le espera al joven.
Dentro de unos años, un investigador rosarino descubrirá una vacuna genética contra
Todo esto sucederá. Está escrito.
Pero ayer, cuando aún falta mucho para su muerte, el joven Facundo Buratovich, de nueve años de edad, volvió de la escuela con el boletín de calificaciones. Se sacó dos aplazos: uno en matemática y otro en geografía. Sus padres lo castigaron por no estudiar lo suficiente y andar callejeando todo el día con sus amiguitos. Le prohibieron la playstation hasta que no levante las notas. De alguna manera, dicen, hay que enmendar a ese mocoso.