El Jedi es parecido a una botella.
Se llena con lo vivido y lo aprendido.
El Jedi elige qué cosas enriquecerán el vino interior.
Hay vivencias y pensamientos que pueden envenenarlo.
Si tarde se da cuenta el Jedi del veneno consumido, vomita el vino arruinado.
Vacía el alma.
Y vuelve a empezar.
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