Cada acción es sagrada. Higiniezarse, ya sea el cuerpo o el alma, es siempre un acto religioso. Cocinar, comer, defecar o reír... cada acción admite dos formas de realización: la prosaica y la sagrada.
Un panadero se rasca las bolas y luego amasa el pan. “El fuego mata todo”; “Mis bolas están limpias”; “Ojos que no ven, corazón que no siente” dice.
El panadero jedi se rasca las bolas, se lava las manos y luego sigue amasando. Porque el fuego cocina el pan, pero no cura el alma.
Y el ojo no ve, pero el corazón sí