jueves, 17 de noviembre de 2005

El manuscrito

El padawan termina el ensayo que el maestro le ha encargado.
Se trata de una investigación que le ha demandado meses de trabajo.
Se ha esmerado en la prosa y la caligrafía. Ha puesto lo mejor de sí, con gran sacrificio y cuidado.
Todas esas horas robadas al sueño o al descanso habrán servido, porque su maestro estará orgulloso de él.
El Padawan le entrega al maestro el cuaderno.
El Maestro sonríe, y sin mirar siquiera el precioso grabado de la tapa, hecho en madera de tegumo, arroja el cuaderno a la boca voraz del desintegrador.
Menos de un segundo tarda en destruirse el manuscrito jamás leído.
El padawan se horroriza, pero ante la mirada divertida de su maestro, logra calmarse.
- ¿Por.... Pero por qué...?
- ¿Has aprendido todo lo que allí escribiste?
- ¡Sí!
- ¿Sinceramente has dejado lo mejor de ti es ese escrito?
- ¡Sí!
- ¿Lo has hecho con amor?
- ¡Ciertamente!
- Entonces su propósito en el universo ha sido cumplido. Tu tarea ha finalizado.
El Padawan reflexiona un momento, pero se envara nuevamente.
- ¡Pero maestro... nadie lo leerá!
- Tú, joven aprendiz, lo has leído. Tú estas aprendiendo... nadie más.
- ¡Pero no queda nada de mi bella obra...!
- Pues esfuérzate por recodarla! Dentro de unos años tampoco quedará nada de tí, de mí, ni de ninguno de nosotros.
El Padawan calla, y el maestro, con un gesto de su mano, lo invita a servirse una taza de té.