martes, 2 de enero de 2007

Diplomacia findeañera

Es sabido que todo jedi es experto en el arte de la diplomacia: Un jedi gana sin vencer.
Por eso no debe extrañar que el jedi pueda participar en las festividades de fin de año en la Tierra.
Los Jedis deben participar de dichas fiestas.
Y existe una etiqueta para ellos.

1) Lugar y companía

El Jedi pasa las fiestas con quien quiere, y para decidir con quién quiere pasar las fiestas, obedece al único mandamiento de sus órganos más íntimos. El Jedi debe asegurarse que todos entiendan esta profunda verdad. De lo contrario el resto de los mortales podría sentirse tentado a presionar al jedi para que cumpla alguna de las reglas insensatas con las cuales la humanidad se enreda continuamente: “el 24 fuiste con ellos, ahora te toca con nosotros...”; “¡Cómo la vas a dejar sola a tu tía!”; “El año pasado fuimos nosotros para allá. Ahora les toca venir a ustedes” y estupideces por el estilo.

2) Invitaciones

Un jedi puede ser convidado a participar en una cena de navidad o fin de año. Generalmente esto representa un gran honor que se debe agradecer con reverencia y profundo regocijo, aunque se decline amablemente la oferta.
A veces, sin ser invitado expresamente, un jedi puede pensar que su presencia será bienvenida en una cena donde le interesa participar. En ese caso el Jedi obrará de la siguiente manera: En primer lugar contactará a alguno de los anfitriones, a quien le preguntará cuáles son sus planes para la cena de navidad o fin de año: “¿Ché Nati, con quién pasan nochebuena?”
Las respuestas pueden ser muchas, todas esclarecedoras:
“Con nadie, solos acá...” ; “Con la familia de Felipe” ; “Y... no sé... yo te iba a preguntar a vos...” o “¡Con vos, pelotudo! ¿O te vas a ir a algún lado?”

Si el jedi planea organizar una cena o fiesta en conjunto con sus amigos o familiares, bastará que se contacte con alguno de ellos y pregunte “Che, ¿qué hacemos para año nuevo?”
Si el jedi no tiene la suficiente confianza para llamar a su amigo y hacer esta
poderosa pregunta, entonces está considerando erróneamente como amigo a un mero conocido.
Si esta imposibilidad se manifestara a la hora de llamar a un familiar, entonces el jedi deberá revisar sus relaciones familiares y tal vez considerar, ¿por qué no?, un cambio de familia.

Hay gente que practica el divismo. El divismo consiste en hacer una tragedia de la invitación a las fiestas.
“Si no me llama mi hijo, yo no pienso moverme, mirá... porque siempre el que llama soy yo!”; “A vos te parece, la yegua de mi nuera, que no es capaz de llamarme para avisarme del asado?” y cosas por el estilo. Al presenciar una escena de divismo, el Jedi solamente puede hacer una cosa: Nada. Así que le dedica un microsegundo de reflexión y luego sigue con sus tareas habituales.

3) De la organización

Un jedi no dejaría nunca que los demás anfitriones o invitados se encargaran de la organización sin participar en ello. Es impensable que un jedi llegue a cenar minutos antes de poner la mesa sin haber participado o al menos haberse interesado en qué traer (entrada, salado, dulce o bebida). Ya raya en lo ridículo la posibilidad de que el jedi llegue igualmente ajeno a todo, pero con la mesa ya puesta.

4) De los gastos

Suele suceder que durante la cena o fiesta, el jedi se encuentre comiendo y bebiendo todo tipo de manjares. Y puede incluso que el jedi se sorprenda de la calidad y cantidad de la provisión. Las fuentes posibles de las cosas que se consumen en una fiesta son dos: O fueron aportadas por el mismo jedi, y/o fueron aportadas por los demás. A menos que se cuente a Jesucristo entre los invitados, no existen otras causas posibles para la aparición de comestibles o bebestibles en una mesa navideña.
Entonces, en el momento en que la fiesta va promediando, el jedi siempre pregunta a los anfitriones lo siguiente “Ché, cuánto hay que poner por el morfi y el chupi?”
La cantidad de posibles respuestas es ilimitada, pero vayan algunas a modo de ejemplo:
“Nada, bolastrún, si vos trajiste casi todo! Te tenemos que dar a vos!”
“Nada, man... con lo que trajiste vos quedamos a mano.”
“26 pesos”
Sea cual sea la respuesta, siempre es un motivo de alegría. Si no lo es, porque el dinero pedido es excesivo o porque uno desconfía de quien hace las cuentas... entonces el jedi ha pasado la fiesta con la gente equivocada.
De todas maneras, para evaluar correctamente la justeza de una liquidación de gastos fiesteros, hay que tener cierta práctica como anfitrión. La gente que está acostumbrada a invitar y abrir su casa a los demás aprecia claramente esto.

5) De la música

No es raro que de vez en cuando el jedi tenga que pasar música en la fiesta de fin de año. En este caso, esta casi palindrómica tarea, la de DJ Jedi, tiene sus bemoles.
Hay que tener entonces a mano, unas respuestas cortas y bien ensayadas para cuando se acerquen los contertulios con sus pedidos descabellados.
Pedido: “Quiero escuchar algo de pink floyd!”
Respuesta: “Por supuesto, cuando vuelvas a tu casa te autorizo a que te escuches enterito El lado oscuro de la luna”
Pedido: “Poné algún tango!”
Respuesta: “Cómo no, en cuanto esos cincuenta inadaptados que se empecinan en bailar cumbia abandonen la pista, mandamos los tangos”
Pedido: “No tenés nada de Nirvana?”
Respuesta: “Lamentablemente, el remixado de nirvana que tenía preparado se me ha perdido... tenemos que arreglarnos con esta mierda que estoy pasando”
Pedido: “Poneme algo de Keane, porfis....!”
Respuesta: “Flaca, en el derpa tengo la discografía completa. ¿Nos vamos juntos y te la pongo?”

Y por último, recuerde el jedi que el nuevo año cuenta con 365 jornadas, como mínimo, para homenajear a quienes han quedado en el tintero: aprovecha tu tiempo!