jueves, 31 de agosto de 2006

Regreso de las vacaciones

Comentario imperial, al bajar del avión

“Hicimos Londres, Madrid, Barcelona y tres días en Roma”

Comentario Jedi, al reanimarse luego de la primera siesta en casa.

“Me bañé sentado sobre un fragmento de cuarzo, y el chorro helado del río subterráneo me pegaba justo en las bolas.”

martes, 8 de agosto de 2006

Un Jedi, de compras

El jedi se va de compras.
En el negocio de artículos de limpieza hay ofertas. Atienden tres personas. Hay mucha gente esperando para comprar. Hay desorden, calor y maltrato.
Ahí viene una de las dueñas del local.
“Ay, disculpe el caos ¡Ya no doy más! ¡Ayer cerramos a las 11 de la noche!” – dice desaforada, como disculpando la espera o la mala atención.
El Jedi se indigna.
-Señora. El horario excesivo que usted dedique a sus negocios es su exclusivo problema. Deme un AXE seco, por favor.
El Jedi termina la compra y se va a la verdulería. Se coloca en la fila de espera.
Entre el público, aparece una señora, vestida con delantal...
- Disculpen, disculpen... por favor, Amalia – se dirige a la verdulera – no me das un kilo de zanahorias?
- Señora, por favor respete la fila – dice el Jedi.
- Es que estoy atendiendo el negocio de enfrente! – contesta la dama, encocorada.
- Pues ese es su problema: pretender continuar ganando dinero a expensas de mi tiempo y de la paciencia de las diferentes formas de vida que estamos esperando nuestro turno de comprar. Lo siento, vuelva más tarde.
El jedi ingresa más tarde al maxikiosko: Cuando están a punto de venderle una tijera, un señor se impacienta y dice:
- Disculpe, no me vendería un Marlboro? Tengo que irme al consultorio...
- Pues yo tengo que ir a ver los Simpsons... y también se me hace tarde. – dice el jedi, con una sonrisa.
- Pero yo...
- Usted tiene que ir a ganar dinero. Yo a divertirme. Prioridades, estimado. Prioridades.
El Jedi paga su tijera y se retira, oyendo crecer en su interior la indignación.
A la tarde, el jedi se va a tender la ropa a la azotea. Lleva con él un transceptor de banda familiar. Utiliza la radio para comunicarse con otros jedis e intercambiar saludos, chistes o especulaciones meteorológicas.
Ya tendida la ropa, enciende el transceptor y comienza a llamar a sus conocidos, cuando una voz irrumpe en el parlante
- A ver si dejan esta frecuencia, señores, que acá estamos trabajando! – dice una voz que la ecualización no logra enmascarar del todo: es el planillero de la remisería de enfrente.
El jedi no puede creer el tupé, la audacia, del intruso que ignora la constelación de consecuencias, la mayor parte dolorosas y fatales, de su impropia irrupción. Un segundo después se calma, y logra modular:
- Pues nosotros estamos divirtiéndonos gratuitamente, lo cual nos da derecho a utilizar esta frecuencia gratuita. Si vos, salamín con pelos, querés usarla para lucrar, sacate una licencia de VHF, ¡pelandrún!
El Jedi se amonesta por la ira que dejó fluir sin demasiado control, pero se consuela con la belleza del vocablo elegido.
Sonríe.
Baja a su casa, se acuesta mirando el techo estrellado de la habitación... y sueña con su galaxia natal, tan distante, tan lejana.

jueves, 18 de mayo de 2006

Contra los taxistas

El jedi vuelve a su casa.
Se dispone a cruzar la calle y mira hacia ambos lados. Nadie viene.
Pone un pie en la acera justo cuando un taxi dobla por la esquina y se abalanza sobre él.
Los reflejos del Jedi salvan su vida. Esquiva por poco la feroz embestida del vehículo que se aleja raudo calle abajo.
El Jedi cae presa de la ira.
Le desea al taxista toda clase de males.
Piensa: ¡Ojalá sufras! ¡Ojalá sufras mucho!
Y peor, sigue pensando: ¡Que vivas una vida de esclavo, condenado a trabajos forzados de por vida... que solo te detengas para dormir!
Y tal es la ira del Jedi, que llega a desear al perpetrador terribles cosas:
Que tu vida sea una prisión constante cercada por tu ignorancia.
Que los barrotes de tu celda mental permitan únicamente tres grados de libertad: “¿Cómo andará el auto?”, “¿Qué clima hay? y “¿Cómo estoy del intestino?”.
El Jedi es cruel, pues sigue pensando:
... Y que te sea negada toda la música y la literatura, que nunca disfrutes del teatro ni de los viajes... que bebas solo agua contaminada y cerveza barata, que pases tu vejez sin ayuda social... que temas el mañana... que no haya esperanza en tu vida. ¡Que debas comer cadáveres en avanzado estado de putrefacción en una parrilla al paso!
El Jedi reanuda el camino a su casa y, conforme pasan los minutos, comienza a calmarse. Nuevamente es él. La luz de la fuerza regresa.
Y comienza el Jedi a retractarse. El arrepentimiento avanza por sus fibras de caballero.No fue para tanto...
Es decir, no fue nada.... ¿Cómo va a desear tanto mal a un ser vivo por una pavada?
Realmente ha exagerado. No, seamos realistas...¡El Jedi se fue a la mierda! Le deseó la condena, la peor de todas, a un taxista por un cuasi accidente sin consecuencias... ¡Muy poco Jedi!
Llega por fin el caballero galáctico a su casa, amonestándose. Ya ha perdonando y olvidado al taxista aquél. Ahora el Jedi está preocupado por él mismo.
Pero la mala sensación se desvanece, como siempre, con el humor. El Jedi elabora un fino chiste privado.
Ríe divertido por su loca ocurrencia mientras pone a calentar el agua para el té.
Pensó: “Debo ser más cuidadoso con mis maldiciones... no vaya a ser que algo o alguien me cumpla mis bárbaras condenas mentales.”
¡Vaya idea!

lunes, 6 de febrero de 2006

Drogas

El Jedi es libre.
No padece ninguna adicción.
No alimenta al capitalismo imperial con su salud.

La droga es el modo de vida de empresarios, fabricantes, aduaneros, policías, jueces, políticos, vendedores y toda clase de cerdos exterminables.
Hay una cadena de seres oscuros, ambiciosos, gordos e inescrupulosos que colgados de ella se alimentan de los niños de la galaxia.
El sable de luz ha sido diseñado para cortar cadenas.
¡Úsalo!

Un Jedi fabrica su propia droga.
Dispone del mejor laboratorio del universo: Su cerebro.
Cuenta con la mejor receta: El entrenamiento.
Y usa la mejor técnica: La disciplina.
Cuando el jedi quiere sentir euforia, la siente.
Cuando el jedi quiere permanecer despierto, lo hace.
Cuando quiere distraerse, se distrae.
El Jedi es el comandante absoluto de sus emociones.
¡Entrénate!

El templo supremo del Jedi no se encuentra en Coruscant ni en Dantooine.
El mayor templo, el más sagrado y reverenciado templo del jedi es su propio cuerpo.
Un Jedi que no es capaz de defender su templo contra las drogas imperiales no es digno de su investidura.
Si no defiendes tu casa, ¿cómo podrías defender las otras?

Un pobre esclavo consumidor tipo 1-A puede permanecer bailando en una Creamfield mientras le dure el efecto de las pastillas. Puede llegar a estar 48 horas sacudiéndose.
Un jedi puede permanecer bailando durante varios días, hasta que se le canten las ganas de parar. Pero generalemente esto pasa en unos pocos minutos, momento en que se retira a buscar diversiones más placenteras e interesantes.

Un escarabajo coruscano de cocina vive de comer alimentos descompuestos.
Hay otros que se alimentan de mierda.
Si pudieran hacerlo, también ellos asegurarían que no hay nada mejor.

El padawan probó la droga "por interés científico".
El maestro aplaudió su curiosidad.
Le preguntó si no tenía también curiosidad por cómo se sentía ser violado simultáneamente por los 8 jardineros del templo y sus herramientas.
No le dio tiempo a responder y llamó a los jardineros.
La curiosidad no tiene paciencia.
No hay que hacerla esperar.

Mira a los drogadictos que te rodean... no escuches sus palabras, solo contémplalos.
Mira sus vidas. Mira su actitud.
Mira sus afectos, sus hábitos.
Mira sus cuerpos y sus rostros.
¿Ves dentro de ellos?
Si ellos quieren, debes ayudarlos.
Si no, aléjate en busca de quienes necesitan y quieren tu ayuda: Hay millones.

sábado, 28 de enero de 2006

Los caminos del lado oscuro

Muchos caminos conducen al lado oscuro:

El jedi daña algo querido. Sobreviene la culpa. La culpa se vuelve insoportable. El jedi, para aliviarse, se justifica. Lo querido pasa a ser odiado. Lado oscuro.

El jedi ama algo. Siente miedo de perderlo. El miedo lo enfurece. Lo amado pasa a ser odiado. Lado oscuro.

El jedi desea algo. Lo paga caro. Se decepciona. Para aliviarse, se compra otra cosa. La angustia crece y el dinero decrece. Lado oscuro.

Las vías hacia el lado oscuro suelen ser circulares.

Rompe la cadena, sal de ahí!

La culpa se arregla con la disculpa.

El odio creciente se arregla desprendiéndose del objeto amado.

El deseo se arregla con el despojo.

Lemas jedi

Renuncia al ego.

No pierdas tiempo queriéndote: no vales le pena.

Eres nada, estás en la nada. Fuiste nada y volverás a serlo. Paz.


El ego se alimenta de ti. Es el parásito que te consume la carne y el alma. ¡Desparasítate!

Si sientes orgullo de algo, eres despreciable.

El orgullo es la medida de tu ignorancia. Mira hacia el cielo nocturno, la galaxia brilla con miles de millones de soles.

Nada de lo que hagas perdurará.

Tu nombre, pocos años después de tu muerte, será olvidado.

Una roca de la playa, con su pétrea y simple belleza, nos alegra el corazón. Lleva allí millones de años. Seguirá allí cuando tu cuerpo actual sea cenizas. Procura volver.

El caminante cree que el camino se hace a su paso, que las ciudades “vienen” desde adelante y se alejan hacia atrás. Pero nada se mueve en realidad. Todo está allí. El principio y el final.

Ya has muerto.

Aun sigues naciendo.

Los que se fueron aún están.
Los que están, ya se han ido.

Si quieres sufrir, hazlo ahora.... da lo mismo.

Etica Jedi VI

La culpa conduce al lado oscuro.
Un jedi se equivoca, pide perdón y arregla la cagada. Los errores se reparan en el presente, no en el pasado.
No te lamentes, arregla lo que has roto y hazlo mejor la próxima vez

Etica Jedi V

El universo nos habla claramente.
Deformar u ocultar sus verdades es atentar contra él.

Insultos

El mundo está repleto de personas de diferentes culturas e ideas.

Es inevitable que algunas te consideren un boludo.

Cuando te lo digan, sonríe. Quien intenta insultarte está haciendo un involuntario homenaje a la diversidad.

Etica Jedi IV

Un invitado es sagrado.
Si llevas alguien a tu casa para ofenderle, entonces ofendes a La Fuerza.
Te vuelves despreciable y repugnante

Etica Jedi III

Cada acción es sagrada. Higiniezarse, ya sea el cuerpo o el alma, es siempre un acto religioso. Cocinar, comer, defecar o reír... cada acción admite dos formas de realización: la prosaica y la sagrada.
Un panadero se rasca las bolas y luego amasa el pan. “El fuego mata todo”; “Mis bolas están limpias”; “Ojos que no ven, corazón que no siente” dice.
El panadero jedi se rasca las bolas, se lava las manos y luego sigue amasando. Porque el fuego cocina el pan, pero no cura el alma.
Y el ojo no ve, pero el corazón sí

Nada

El Jedi no teme a nada

El Jedi no quiere nada

El Jedi no se enorgullece de nada.

El Jedi es nada.

Reportaje!

Pregunta: ¿No es mucho? ¿No estás sobrestimando una secta originada en una película?
Respuesta: No.

Pregunta: ¡Insisto!
Respuesta: Bueno.

Pregunta: ¿Por favor?
Respuesta: De acuerdo. ¿Quién es más real para ti, Buda, Cristo, Ooroo u Obi Wan?
¿Has hablado con alguno de ellos? ¿Los has visto, escuchado, sentido?

Pregunta: ¡No puedes comparar!
Respuesta: ¿Por qué no?

Pregunta:...
Respuesta:...

Etica Jedi II

Cada obra individual conmueve el tejido del universo.
Si el Jedi, que es parte de la Fuerza, elige que vale la pena morir por un ideal, compromete a todas las criaturas de la galaxia en su decisión. Ha considerado bueno y valioso el ideal y por lo tanto, digno del sacrificio de un ser inteligente. Semejante opinión es imperativa hacia el resto. Ha elegido por sus pares. Los compromete.
Al elegir, cada día, quién eres, debes que tener en cuenta esta inmensa responsabilidad

Etica Jedi I

El Jedi no usa a las personas como medio.
Cuando un general imperial planifica una batalla, sabe que un porcentaje de sus tropas morirá para cumplir el objetivo. Los usa.
Cuando un general Jedi prepara un ataque, es un servidor de sus compañeros que ya han elegido ganar o morir.
El Jedi ganará o morirá con ellos.
Un jedi no tiene pareja para tener hijos, ni hijos para tener nietos. No explota el trabajo de los otros. No juega con las vidas o ilusiones de la gente.

Sandías

El jedi cultiva sandías.
De algo hay que vivir.
Ladran los perros. Por la ventana alcanza a ver a los tres niños que huyen saltando el alambrado.
Se mueven torpemente, cargados como van... llevan una sandía cada uno.
El Jedi sonríe. Lo están robando.
Prepara su infusión diaria de traoginia quimérica y se echa a contemplar la puesta de soles.
Al día siguiente, agarra una sandía de su campo, la que mejor luce.
La envuelve en un paño de seda verde y se va caminando hasta la humilde casa de los niños ladrones.
Allí sale a recibirlo el padre.
Traigo un regalo para sus hijos – dice el Jedi
Los niños salen temerosos de la tapera.
El jedi se acerca al mayor y le obsequia el hermoso paquete.
El niño, por un segundo, naufraga en la confusión. Se ruboriza. Su mirada brillante resplandece como el fuego termonuclear de mil soles del centro galáctico. Luego baja la vista y agradece en voz baja.
El Jedi se despide, da media vuelta y regresa al campo. El niño lo contempla aliviado.
Pero la sonrisa del jedi muestra un vestigio de divertida malicia: acaba de atrapar un futuro aprendiz.