viernes, 14 de mayo de 2010

La niñez en peligro

Un hombre trajo a su hijo al templo. Pidió hablar con un maestro.
"Yo quiero que mi hijo practique algo de esto, algo que le estimule la sabiduría. Yo veo que tiene mucho potencial, es inteligentísimo. Usted viera las cosas que lee, cómo piensa... a mí me asombra. Yo creo que si podemos eistimularlo adecuadamente, podrá desarrollar todo eso que tiene. Yo lo veo que está para grandes cosas.."
Mientras el padre hablaba, el maestro tomó la mano del niño y lo hizo poner la palma sobre el analizador de midiclorians.
"Yo veo que en el colegio se aburre, porque claro, es como que se siente medio perdido... él ya sabe leer y los compañeritos recién están aprendiendo las vocales..."
El analizador tomó una muestra de la secreción de la piel del niño y buscó alguna presencia de los microscópicos orgánulos que permiten a los Jedis percibir la fuerza y manipularla.
"Además quiero que aprenda música, ajedréz y básquet. No quiero que ande perdiendo el tiempo, justo ahora que está en la edad de desarrollar todo su potencial..."
El maestro examinó la pantalla del analizador, levantó su mano con gesto de autoridad inapelable, y dijo "¡Imposible! ¡Este joven tiene una increíble capacidad de convertirse no solo en un caballero Jedi, sino en un auténtico líder de la orden! Deberá dejarlo aquí, en el templo todo el día. "
"Ahhh... pero yo quería que además fuera a practicar básquet y ajedrez..."
"No, señor! Sería una irresponsabilidad dejar que joven con estas dotes de conductor desperdiciara el tiempo en esas tonterías que practica cualquiera. ¡Nada de eso! Deberá quedarse aquí, todo el día!"
El padre estaba radiante, pero aún dudaba.
"Pero y el colegio... se perderá un año de la escuela..."
"¿Usted se refiere a ese lugar donde va todos los días a aburrirse?"
El hombre finalmente se convenció.
"Está bien, tiene razón. ¿Cuándo podría empezar?"
"Ahora. Déjelo nomás"
"Ahora... pero no tiene ni siquiera ropa..."
"No importa, mándela luego. No hay tiempo que perder."
El hombre se despidió del niño y se alejó, feliz.
"¿Qué hiciste, Claudio?" dijo la alcaldesa Siria Da Boda, examinando la pantalla del analizador. "Este pibe no tiene un solo midiclorian. Jamás logrará siquiera percibir la fuerza. ¡Nunca podrá ser un Jedi!"
El maestro miró por última vez hacia el final de la calle desierta y cerró la puerta.
"Ya sé, pero por lo menos va a pasar un año aquí, en el templo... a salvo del pelotudo del padre"

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola fabian, soy el german que hace un par de post te confundio con el otro fabian casas.
era para decirte que a pesar de que no sos el que pensé que eras, sigo entrando y leyendo cada vez que encuentro algo nuevo.
muy buenos los ultimos dos.

un saludo.

fabian teperdona dijo...

Mil Gracias, Germán! Te mando un abrazo.

Jackward dijo...

Muy bueno...